LOS LALUCOS

Estos hechos que relato sucedieron en la localidadad omañesa de Vivero, entre 1940 y 1950, sin poder precisar.

Eran aquellos años en que algunos miembros del bando perdedor de la guerra, no se resignaron y se " echaron al  monte ", de entre estos algunos derivaron en delincuencia pura y dura.

La vida en el pueblo transcurría sin sobresaltos, con la normalidad propia de unos vecinos dedicados a sus labores cotidianas. Aquel día en casa de Foro, un vecino del pueblo, se levantaron sobresaltados al oir tocar las campanas a fuego y al ver que el niño que hacia de sacristán gritaba " fuego, fuego ", se escuchó una rafaga de fusil y el niño quedo inerte en el suelo, ya muerto.

Un pastor asturiano al que su hijo, niño, despojo de sus complicidades, guió certeramente a un " tabor de regulares" y algunos voluntarios para dar con los asesinos del recaudador de Pola de Lena. La casa que ahora ardía estaba ocupada por una familia con sus hijas, en edades juveniles y los vecinos murmuraban, pues hacía algún tiempo que vivían por encima de sus posiblidades.

Como los fugitivos no aparecían y los de la casa no " cantaban ", los soldados incendiaron la casa, ante la seguridad que estaban dentro. La techumbre, humeante se derrumbó, un soldado por la parte trasera saltó sobre unas llabanas, sonaron tiros  y se desencadeno la refriega que terminó con la vida de tres de los huidos, del monaguillo y de un soldado natural de Figaredo-Asturias.

Los huidos como he dicho eran cuatro, uno de ellos que había sido capitán cuando la guerra murio dentro de su escondite, otros dos salieron corriendo,  disparando en dirección al rio, uno de ellos con un jamón  al hombro, fueron abatidos de inmediato. El cuarto fue capturado con vida por un hombreton llamado Wenceslao, que al meterse en su casa,  lo sorprendio por detrás. Este último fue el que mató al monagillo en su huida.

Los cuerpos sanguinolentos  de los llamados " lalucos" se cargaron en el carro de Gaspar, de Sosas,  que por aquel tiempo estaba de casero en la localidad. En la rampa de Vivero se pasaron para una camioneta rumbo a Villablino y la Vega de los Viejos.